|| LOS HUERTOS GRATUITOS SE PONEN DE MODA EN FRANCIA
Imagina una comunidad en la que todos sus habitantes pueden acceder gratuitamente a un huerto en el que plantar, cultivar y recolectar sus propias verduras con las que mejorar su dieta.
Sería maravilloso ¿verdad?
Eso es exactamente lo que los habitantes de más de 20 localidades francesas hacen gracias a un proyecto desarrollado inicialmente por el Club Rotaract de Versailles. El proyecto, denominado Potalib, está inspirado en Incredible Edible, movimiento internacional para el intercambio de alimentos fundado por Nick Green en Inglaterra. Los rotaractianos obtuvieron el permiso de Green para aplicar el concepto en Francia, cambiándole el nombre a "Potalib," contracción de "potager libre" (huerto gratuito).
El club registró el nombre Potalib, y ahora vende el concepto como kit a instituciones públicas, comunidades y empresas. El kit incluye semillas de 18 verduras, información sobre cómo cultivarlas y 12 contenedores de madera de aproximadamente un metro cúbico con aproximadamente 270 kilogramos de tierra.
Para llamar la atención del público de las localidades en las que se plantarán los huertos, los patrocinadores organizan una ceremonia de apertura en la que ofrecen una comida gratuita preparada por un chef profesional con la ayuda de los rotaractianos.
"El objetivo es sencillo: ofrecer a todo el mundo, ricos y pobres, la oportunidad de consumir verduras frescas y saludables", explica el presidente del club Thibaut Mathieu.
"Todo el mundo" incluye a los padres que desean enseñar a sus hijos que las papas fritas no crecen en los árboles, bromean los promotores del proyecto.
Potalib también ofrece a las personas sin hogar una fuente gratuita de alimentos saludables.
Mathieu comenta que las personas aceptan la responsabilidad de cuidar los huertos y que no se han producido casos de robo, acaparamiento o vandalismo. Al contrario, Potalib sirve para acercar y fortalecer los lazos entre los habitantes de las comunidades.
"Al principio casi tenía miedo de llevarme algunas verduras a casa", comenta Nathalie, vecina de Plaisir, un suburbio de París. "Sin embargo, ahora lo hago encantada. He hecho amigos cultivando el huerto y nos lo pasamos muy bien".
Cada kit Potalib cuesta más de US$ 15.000. Mathieu cree que este es un precio demasiado elevado para una persona, pero no para un gobierno municipal, regional o una compañía importante. El dinero llega al club y éste se encarga de pagar a los proveedores que con el tiempo se han convertido en socios y aliados de toda confianza.
Potalib también beneficia a las empresas locales. Si la comunidad no puede financiar todo el proyecto, el club se comunica con compañías locales. Mathieu les explica que si financian uno o varios contenedores en su ciudad mejorarán su imagen pública.
El proyecto ha tenido tanto éxito que clubes Rotaract de Bélgica, Canadá y Alemania se han mostrado interesados en replicarlo.
"Recibimos un promedio de cuatro consultas semanales de localidades interesadas en poner en marcha el proyecto", comenta Mathieu, quien añade que su club planea crear un sitio web dedicado exclusivamente a Potalib.
Los rotaractianos de Versalles lanzaron el proyecto en 2012, antes incluso de la fundación oficial del club en 2013. Como resultado, no solo se han beneficiado muchas comunidades, sino que el propio club pasó de 16 a 60 socios.
Mathieu atribuye el éxito del proyecto al patrocinador del club Rotaract, el Club Rotario de Versailles. "Ellos siempre nos han asesorado bien. Sin 'nuestros' rotarios no estaríamos hoy aquí", concluye.
En la foto: Rotaractianos del Club Rotaract de Versailles lanzan un proyecto Potalib en Vélizy-Villacoublay.
Fotografía de: Thibaut Mathieu.
Por Dan Nixon
Noticias de Rotary International
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